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  Murillo el Fruto
                       

~ Raimundo Lanas en el Romancero Navarro-Aragonés ~

     
 
 
No sé yo cantar bien la Jota
(José Ulibarrena)
 
 
     
 
  No sé yo cantar bien la Jota.
Y expresarla quiero hasta el alma

En este sencillo boceto
Dedicado a Raimundo Lanas.
 
 
     
 
Ruiseñor de nuestra tierra
(Valeriano Ordoñez, S.J.)
 
     
 
  Volaste alturas y mares,
Ruiseñor de nuestra tierra;
Lleno el aire de tus trinos,
Navarra contigo vuela.

Caminos, ventas y valles,
Recordaréis en el alma
Aquel Ruiseñor Navarro
Llamado Raimundo Lanas.

En el monte un pastor niño
Lanzaba su jota al viento,
Y sus notas aprecian
Trinos de pájaros sueltos.

De Murillo a Carcastillo
Raimundo Lanas cantaba
Y al cruzar el Aragón
La corriente se paraba.

Navarra tuvo un jotero
Que a todos impresionó,
La jota estaba dormida
Y Lanas la despertó.

yo quisiera parecerme
Al niño Raimundo Lanas
Que fue pastor junto al río
Y en sus orillas cantaba.

De Murillo a Carcastillo
De Villafranca a Milagro,
Las jotas del Ruiseñor
Sobre el yunque resonaron.

En la Plaza del Castillo
Raimundo Lanas cantó;
Mira si lo haría bien
Que hasta San Fermin lloró.

Le llamaron Ruiseñor
Por la forma que cantaba;
Su pueblo Murillo el Fruto,
Su nombre Raimundo Lanas.

A Navarra le dio Lanas
Con el corazón su arte,
Como Gayarre y Eslava,
Gaztambide y Sarasate.

Tras Gayarre va un navarro,
Su nombre será inmortal;
La jota en Raimundo Lanas
Fue su escala al mas allá.

Canta, canta, Ruiseñor
Dilata bien tu garganta
Con armonías de amor,
Y canta, Ruiseñor canta.

Un día en <La Tudelana>
yo bajaba de Pamplona
Crucé Tafalla
Y por la Ribera llegué a Tudela,
Un día en "La Tudelana"
Oí cantar una jota
Y aquella jota era navarra,
yo no la olvido,
La cantó Raimundo Lanas.

Navarra tuvo un jotero
Nacido en Murillo el Fruto;
Sus jotas fueron famosas,
Las cantaba todo el mundo.

Nunca mejor él lo hiciera,
Tenia treinta y un años;
A Navarra da en Arguedas
Raimundo su último canto.

Fin del año treinta y nueve,
El Ruiseñor se moría;
Los trinos de su garganta
En el aire se perdían.

Ultima tarde del año,
El Ruiseñor ya no canta;
Que en su vuelo quedó rota
La voz de Raimundo Lanas.

La jota que más quería
Raimundo se la llevó;
Y cuando entraba en el cielo
Así le cantaba a Dios:
Quise a Carmiña y Navarra
Y quiérelas como yo.

En una tarde de invierno
Fuendejalón guardó luto
Por el Ruiseñor Navarro
Nacido en Murillo el Fruto.

Navarra tuvo un jotero
Que a la jota le dio fama;
Le llamaban Ruiseñor,
Su nombre Raimundo Lanas.

Si vas a Fuendejalón
No cantes, que están de luto,
Porque ha muerto el Ruiseñor
Que nació en Murillo el Fruto.

Que bien cantaba las jotas
Raimundo aquel Ruiseñor
Pobre pajarico muerto
Cuando cantaba mejor.

Los campos de la Ribera
Se nublaron de dolor,
Esperando que volviera
La voz de su Ruiseñor.

Ruiseñor que ya no cantas,
Tu garganta está dormida;
Mas tu voz inigualable
En la jota sigue viva.

Junto a la tumba de Lanas
Un rosal esta llorando
Y un pajarico en su rama
Sus jotas esta cantando.

Vuelve Raimundo en tu tierra
A ser Ruiseñor del aire
Para cantar que Navarra
Nunca fue esclava de nadie.

Los ruiseñores navarros
Buscan el quiebro segundo
De aquel rey de ruiseñores
Que se llamaba Raimundo.

 
     
 
Hoy la Jota está de luto
(Teodoro Navaz)
 
     
 
 

Hoy la Jota esta de luto
¡Cómo llora la guitarra!
En la tierra de la jota
Ha muerto Raimundo Lanas.

¡Cómo cantaba Raimundo
Aquellas jotas navarras
Que del corazón salían
Y que salían del alma

Ya no canta <El Ruiseñor>,
Se le secó la garganta;
Hoy la jota esta de luto,
Ya no suena la guitarra.

Y en la torre de la iglesia
Dobla triste la campana,
Porque en tierra aragonesa
Ha muerto Raimundo Lanas.

 
     
Esta rosa del Moncayo
(José Mª Mateo)
     
 
  Esta rosa del Moncayo,
Que cortó una tudelana,
Hoy la quiero deshojar
Sobre la tumba de Lanas.

¡Jotero de la Ribera,
Voz y estilo de Navarra,
Gayarre de nuestros campos,
Ruiseñor de nuestra raza!

Caminos y carreteras
Conservaran las rodadas
De tu carro y de tus mulas,
De tus jotas y tu vara.

A la puerta de las ventas
Las mozas están sentadas,
Porque saben que tu hiedra
No llegara a la ventana.

Los mozos no van de ronda,
Duerme la luna en las plazas;
Con lágrimas y silencios
Te han dicho adiós las guitarras.

Mudos están los caminos,
Mudas están las barrancas,
En donde el sol bardenero
Tanto te besó la cara.

Volaron las golondrinas
De las riberas del Arga,
Porque ha muerto el Ruiseñor
Que a cantar les enseñaba.

Por el filo de sus jotas,
Que eran toda nuestra alma,
Se fue escapando su vida
Hecha amores y nostalgias.

Siempre serán para ti
Las flores de la Mejana
En el delantal tirano
Que llevan las tudelanas.

 
     
Raimundo Lanas ha muerto
(D.P. Zaragoza)
     
 
  Raimundo Lanas ha muerto,
El de la Jota navarra,
Que por ser de aquella tierra
Es de nuestra jota hermana.

Es el "Ruiseñor Navarro",
Dijo del cantor la fama;
Y como tal ruiseñor
Los aplausos cosechaba.

Aquí vino, a nuestra tierra,
Y aquí triunfó su garganta;
Y los barrios populares
Sus bellos cantos copiaban.

Tengo un hermano en el Tercio...
La Magdalena cantaba;
y otro tengo en Regulares...
Los del Gancho replicaban.

yo que tengo por la calle
Devoción cuando ella es sana,
Siempre que oía cantar
Lo de Raimundo, gozaba

¡Y la canción de la hiedra
Y la del carro y la vara!
¡Qué jotas, aquellas jotas
Tan briosas y tan guapas!

Ya se murió aquel jotero
Que tan bien las expresaba,
Y en la ermita de su pueblo
Llora en bronce una campana.

Y el Ebro que es muy jotero,
Y además ama a Navarra,
Ha entregado en una brisa
Su cordial pésame al Arga.

 
     
¡Alma de Navarra!
(Gustavo Adolfo, Zaragoza)
     
 
  ¡Alma de Navarra! El alma
Hecha de trino en la voz,
Por las orillas del Arga
Cantando va "EL Ruiseñor":

Pamplona tiene cadenas
Y Tudela su Mejana;
Y si tu a mí no me quieres...

¡Ay mozas, las tudelanas,
Con un suspiro en el aire,
Los ojos llenos de lágrimas!

Cantando va "EL Ruiseñor"
Por un amor que le sueña
Tras el cerrado balcón:

Quisiera volverme hiedra
Y subir por las paredes
Y entrar en tu habitación...

Navarra entera se mece,
Ondula en los montes bravos
Su gloria de pastos verdes;
Trisca el ganado en las breñas
Y allí muy lejos se enciende,
Caricia y temple, una voz:

En los montes de Navarra
Tengo plantada una flor;
Si el aire la bambolea,
Desde aquí siento el olor.

Y por el monte y el valle,
Aroma en flor de la Jota
Llevaba en ondas el aire;
¿Qué tiene la jota, jota,
La jota navarra, madre?

La jota navarra tiene
Algo misterioso y grande,
Desde que fue la oración
Con que rezaba Gayarre.

Pero Gayarre voló
Segada su voz de arcángel,
Un pensamiento en su frente,
La dulce jota en su sangre:

Canta, cardelina, canta,
Canta tu bella canción,
Que no quiero que se entere
De que no puedo cantarle yo...

 
     
El aire se quedó quieto
(Gustavo Adolfo, Zaragoza)
     
 
  El aire se quedó quieto
Sobre la luz de Navarra,
Cuando Gayarre moría,
La tarde se puso malva
Y el aire se quedó quieto;
Pero, entre el velo de lágrimas,
Aquel sollozo caliente
Que todo el Roncal lloraba
Un rayo de sol brillante
Se hacia de voces Cálidas...
Era la jota de fuego,
La jota inmortal navarra,
Que se quedaba en el aire
Flotando en suave fragancia,
Como a la espera de que alguien
Con mimos en la garganta
Supiera pulsar su vida,
quisiera al mundo lanzarla
Con todo el fuego y el nervio
Y lo viril de una raza,
Como a la espera del hombre
Jotero Raimundo Lanas.
Y todo el verso valiente,
Y todo el verso del alma
Caricia de amores puros,
Y todo el verso de Patria,
Y todo el verso de vida,
De fuego, luz y esperanza,
Le entró en el pecho jotero,
Al corazón, con el ansia
Sedienta de todo el jugo,
De aquel beberse la savia,
Para verterla en canción
Al aire de las guitarras,
Para llevarla hasta el valle,
Subirla hasta la montaña,
Lanzarla al mundo, cual grito
De toda su tierra brava...

Pero ¡ay! que el vibrante esfuerzo
Quebró sus airosas alas;
Sollozo se hacia el trino,
La voz de Raimundo Lanas.

 
     
Que suene la Jota
(Gustavo Adolfo, Zaragoza)
     
 
 

Alma de Navarra, vibrante en las jotas,
Ya nunca a los vientos lanzará su voz;
Se apagó aquel trino de azul primavera
Que a orillas del Arga lanzó un Ruiseñor.

Alma de Navarra hecha poesía,
Desde que él muriera, llevan un crespón
Todas tus guitarras; y los navarricos
Sienten la añoranza de su trino en flor:

Raimundo Lanas, Ruiseñor Navarro,
Que a morir viniste a nuestro Aragón,
TÚ fuiste otro lazo fraterno que unía
Mi tierra y la tuya a un mismo dolor.

¿Qué frío de muerte heló tu garganta?
¿Por qué ya no cantas con brío y pasión?
¿Quién apagó el trino de todas tus jotas
Que Navarra llora con hondo clamor?

Que vengan los mozos navarros, que vengan
A llevarte en hombros a ti, su cantor;
Que suene la jota, la tuya y la mía,
Y recen unidas la misma oración;
Porque ya no trina a orillas del Arga
Su Raimundo Lanas, aquel Ruiseñor...

 
     
Navarra, tierra de toros
(Fermin Oscáriz, 'Chirolas')
     
 
  Navarra, tierra de toros,
De mucha casta y muy bravos,
Como jotas que cantaba
El gran 'Ruiseñor Navarro'.

La Jota estaba perdida
Y Raimundo la encontró
Apacentando sus vacas
A orillas del Aragón.

La apretó contra su pecho
Y con mimo la cuidó:
Le dio lo que le faltaba
Alma, vida y corazón.

Salió de Murillo el Fruto
Que era su pueblo natal,
Y bajando las Bardenas
A Tudela fue a parar.

Raimundo encontró en Tudela
Hombres de gran corazón
Que le tendieron la mano
Y apreciaron su valor.

Le acogieron con cariño
Los hombres de la Mejana,
Que ayudaron a triunfar
Al divo Raimundo Lanas.

Desde Tudela marchó
Como una nave sin rumbo
Para pregonar sus jotas
Por todas partes del mundo.

Su ruta la proyectó
Siguiendo por la Ribera,
Y a Pamplona por Tafalla,
Y después a España entera.

Cantando jotas navarras
Un terremoto pasó,
No respetaba fronteras,
Le llamaron Ruiseñor.

De una bella galleguita
Raimundo se enamoró
Pronto inspirado por ella,
Una jota le cantó:

'De las rías de Galicia
Con la de Lérez me quedo:
Porque en su margen nació
La mujer que yo más quiero'.

América lo reclama
Y allá vuela El Ruiseñor
Donde sus jotas navarras
Izaron el pabellón.

A cumplir más compromisos
A su patria regresó;
Y actuando él en Madrid,
La guerra le sorprendió.

La desgracia allí se ceba
En el pobre Ruiseñor;
Y una enfermedad traidora
Que a la tumba le llevó.


Fallece en Fuendejalón
Y los restos trasladaron
Hasta su pueblo natal
Los amigos tudelanos.

Sus triunfos fueron tan grandes
Que en cualquier lugar del mundo,
Cuando menos te lo esperas,
Oyes jotas de Raimundo.

 
     
De los Cielos te llamaron
(Fermin Oscáriz, 'Chirolas')
     
 
  De los Cielos te llamaron
Para cantar unas jotas;
Nosotros también iremos
Para que nos cantes otras.

Sabemos que te marchaste
Y que nunca volverás;
Pero tus jotas quedaron,
Y esas no se marcharán.

Tu dejaste la semilla
Que en esta tierra sembraste;
La semilla germinó,
La jota sigue adelante.

Duerme tranquilo, Raimundo
Todos seguimos tu pista
Y aunque nunca te alcancemos,
No te perdemos de vista.

 
     
A la Jota dieron fama
(autor desconocido - aportada por Eduardo Sáinz)
     
 
    A la Jota diron fama
un roncalés y un ribero,
Julián Gallarre el primero,
y el otro Raimundo Lanas.
Le hecharon tanto salero
que inmortal la hicieron
 
 
     
El mejor de los mejores
(Fermin Oscáriz, 'Chirolas')
     
 
  El mejor de los mejores
Que cantó jotas navarras
Es el 'Ruiseñor Navarro'
Llamado Raimundo Lanas.

El Ruiseñor dio a la iota
Un valor incalculable,
Una personalidad
Que nadie ha podido darle.

Presumimos los navarros
De tener buenos joteros,
Y jotas de calidad
¿Pero a quién se lo debemos?

Dicen del árbol caído
Que todo el mundo hace leña;
De éste llevarán las ramas
Pero el tronco siempre queda.

Navarra tiene una deuda
Con este bravo jotero,
Que supo llevar sus jotas
A España y al mundo entero.

Cuando oigo cantar sus jotas
Yo me siento avergonzado
¡Cuánto nos ha dado él,
Y qué poco le hemos dado!

Se merece un monumento
Que en su día erigiremos,
Y como buenos navarros
Esta deuda saldaremos.

Monumento al Ruiseñor;
Cumpliremos un deber
Con el hombre que a Navarra
Tan alta supo poner.

El mejor de los mejores
Que cantó jotas navarras
Es el 'Ruiseñor Navarro'
Llamado Raimundo Lanas.

 
     
A Raimundo Lanas
(José de Tafalla)
     
 
  Enredados en cuerdas de guitarra
los versos de tus jotas, parecían
suspiros de los montes de Navarra
que a impulsos de tu pecho se mecían.
De un continente a otro, en la garganta
llevaste por el mundo todo el fuego
de esta tierra feliz. que reza y canta ...
¡tú. mitad trovador, mitad labriego ... !
Y ahora que es sólo el eco de tus notas
el que queda prendido en unos nombres.
queremos el consuelo de tus jotas
para amar y luchar... icomo los hombres!
Tafalla fue en tus labios una ofrenda:
Tafalla, en una copla, fue tu airón;
Por eso, hoy te dejamos. como prenda.
estos versos que saben a oración.
 
     
Ha muerto Raimundo
(Dr. José Clavero)
     
 
 

Ha muerto Raimundo...
¡Pobre "Ruiseñor"!
Casi de repente
Y en Fuendejalón;
Cerca de Navarra,
Pero en Aragón.

La maldita guerra
Nos lo destrozó;
Que sufrió escaseces
Y aguantó el dolor
De ver morir carne
De su corazón,
Su pequeño hijito
¡Majo como hay Dios!

Y Raimundo Lanas,
Orfebre y cantor
Todo en una pieza,
"Nuestro Ruiseñor"
Cantó aquellas noches
Cual nunca cantó.

Cómo cantaría
Que aun cuando ignoró
Un público extraño
Su tribulación,
Otorgó al artista
Inmensa ovación;
Pero, al desvestirse,
Raimundo lloró.

Para no morirse
De la inanición
En su pobre casa
Sin pan ni calor,
Pasaba los días
Quieto en un colchón
Hasta la hora en punto
De ir a la función;
Si el teatro es duro,
Marxismo peor.

La naturaleza
Se le resintió...
Regresa a su pueblo
Lleno de ilusión,
Para reponerse...;
Y en la vacación
De dos o tres días
Que se permitió,
Por ver a un pariente
De Fuendejalón,
Allí entrega el pobre
Su alma al Señor,
Como muere el bueno
Cuando quiere Dios.

Su alma de creyente
No le consintió,
Durante la guerra
Que en Madrid pasó,
Ceder su arte magno
Ni su inclinación
A las exigencias
De Stalin feroz.

Su ortodoxia recia,
De integro varón
Navarro y patriota,
Jamás se torció;
Como a fiel navarro
Se le señaló
Para fusilarle
Quizás a traición;
Pero muere el hijo,
¡Y esto le salvó!

La vida era dura;
Pero el cantador
De Jotas navarras,
El ex-herrador
De Murillo el Fruto,
Herrero y tenor
Que arrancaba aplausos
Hasta en Nueva York,
Forjaba en el yunque
Su resignación;
Y sigue cantando,
A más y mejor,
Tragándose el hipo
De su gran dolor...

Fue el Teatro Iris
Su revelación,
Y entrega su alma
En Fuendejalón;
Cerca de Navarra,
Pero en Aragón.
¡Rezádle un poquico
Por amor de Dios!

 
 
 
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